“Yo interpreto mis sensaciones en un instante determinado. No lo que veo, sino lo que siento.” André Kertész
Dicen que nadie es profeta en su tierra y muchas veces ni en la del vecino. Eso pensaba el fotógrafo húngaro André Kertész, quien murió diciéndose a sí mismo que su fotografía nunca fue valorada como se merecía. Al menos no en vida.
Nació en Budapest y dio sus primeros pasos en la fotografía muy joven, gracias a unos manuales que encontró en el ático de su casa. No obstante se vio presionado por sus padres a estudiar Comercio, y terminó trabajando en la Bolsa de valores de su ciudad.
Bandi, como le llamaban sus familiares, no estaba para nada interesado en este trabajo. Pero, al menos, le permitió comprar su primera cámara a los 18 años: una ICA Box, de placas de 4,5 x 6 cm.
ANDRÉ KERTÉSZ | Joven adormecido, realizada en 1912. Su primera fotografía.
Nadador bajo el agua, 1917. André Kertész
Con ella en sus ratos de ocio, hacía fotos de los paisajes a su alrededor y de los vecinos, tomando la inspiración de las revistas que llegaban a su casa, pues su padre era vendedor de libros.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, André se alistó al ejército. Pero no abandonó la fotografía. Continuó retratando lo que veía, pero las imágenes en su mayoría fueron destruidas en la Revolución Húngara de 1919. Una herida de bala en el brazo hizo que dijera adiós a la guerra.
Los retratos consistían en el día a día de los soldados: las largas esperas en la trinchera, la desorientación, la desolación, etc.
En 1917, durante su recuperación de vuelta a casa, tomó una de sus más conocidas fotografías: Nadadores bajo el agua. A partir de ese momento empezó a interesarse en retratar cuerpos que estuvieran cubiertos por reflejos luminosos. Así como imágenes distorsionadas, marcando con ellas lo que sería su peculiar estilo fotográfico.
Captar instantes en los momentos correctos.
Su tipo de fotografía es conocido también por captar instantes en los momentos correctos. También por distorsionar e inventar perspectivas aumentadas y nada reales y, sobre todo, jugando a colocar las sombras en lugares precisos.
Hungría se le quedaba pequeña para las fotografías que deseaba hacer Kertész. Por ello, emigró en 1925 a París. Estando allí contactó enseguida con la élite de artistas de la localidad de Montparnasse, como Alexander Calder o Piet Mondrian. Durante esta época realizaba retratos parecidos a tarjetas postales.
André interpretaba la fotografía como un diario, donde describía la vida que había a su alrededor.
“Yo interpreto mis sensaciones en un instante determinado. No lo que veo, sino lo que siento.”
Poco a poco fue recibiendo la admiración de la gente. El público hablaba de sus retratos muy cercanos o aquellos vistos desde arriba como si fuera un pájaro. Era como miraba él el espacio y su estructura geométrica. Así como las sombras y las siluetas de los objetos que fotografiaba.
Distortions es una de sus series más famosa y destacada, donde cuerpos femeninos se ven distorsionados por espejos y se mueven como una especia de caricatura, pero con erotismo y sensualidad.
En 1936 se marcha de París para trasladarse a Nueva York. Pero allí no fue tan mencionado como en Europa. En alguna ocasión publicó en la revista Harper´s Bazaar, pero lleno de problemas.
Contrajo matrimonio en 1933 con Elizabeth Sali. Ella le servía como modelo en sus fotografías, principalmente en la serie Distortions.
ANDRÉ KERTÉSZ Y SU MUJER
La suerte en Estados Unidos no fue la misma que en el viejo mundo. La Segunda Guerra Mundial le obligó a emigrar.
Por esta y otras razones, llegó a sentirse rechazado. Su trabajo ya no tenía la misma influencia, ni era valorado como se merecía, no fue incluido más en galerías, recopilaciones o publicaciones. Fotógrafo
Al final de sus días, cuando no podía salir de su casa, se dedicó a realizar fotos desde las ventanas de su piso en Washington Square. Fotógrafo
Actualmente está catalogado como uno de los fotógrafos que más ha influido en esta época creciente de amantes de la fotografía. Fotógrafo
Falleció mientras dormía en 1985. Fue cremado y enterrado junto a Elizabeth, que había fallecido años antes. Fotógrafo
André Kertész dejo un legado único, de un estilo peculiar, que se impone sobre muchos al momento de crear, dejando un camino allanado para el fotoperiodismo que conocemos hoy en día.
Artículo de culturafotografica.es
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